Antonio Zapatero Herrero, así se llamba mi abuelo. Cantaor, tabernero y republicano. No llegue a conocerle pero mi padre Angel, me contaba muchas historias sobre su azarosa vida. Lo que más me gustaba era lo de la academia flamenca, casi clandestina, que tenía en la parte de atrás de la zapatería que regentó durante 20 años en Triana.
El 14 de Abril de 1.931, el y otros muchos, celebraron la victoria republicana como si de una boda gitana se tratara. En los anales de la historia quedarán los tres días y sus tres noches de cante y de baile.
Después del corto periodo republicano, ya sabemos lo que pasó, llegó el asalto de las huestes fascistas y asesinas con el “perro rabioso” de Queipo de Llano y sus secuaces falangistas, a cual más cabrón.
Sevilla fue, durante los primeros días de la sublevación, un ir y venir de coches buscando a supuestos rojos y enemigos de los rebeldes para encarcelarlos o directamente asesinarlos.
Mi abuelo ni huyo ni hizo el intento. No tenía nada que ocultar ni que temer pues no había hecho mal a nadie pero alguno en el barrio se la tenía jurada por un asunto que ocurrió una noche de Santa Ana. Para el, Triana, siempre fue una república independiente incluso en tiempos de Primo de Rivera. Se cuenta que el propio dictador pasó una noche con mi abuelo pero, esa es otra historia.
Era cuestión de horas que se presentara la cuadrilla de camisas azules en la taberna de Antonio Zapatero “El Viejo”. Y mi padre estaba allí para contarlo. Tenía sólo 13 años, un niño pero en aquella época ya tenía callos en los manos de trabajar cargando ladrillos.
“Venimos a por Antonio Zapatero” gritó el más cabrón. Ya en el barrio se había corrido la voz que venían los falangistas. Antonio, con su mandil y su tiza detrás de la oreja ni se inmutó. Y alguien contestó, “si os llevais a Antonio os teneis que llevar a Triana entera” Cuando miró a su alrededor estaba toda la taberna llena y todos los que llenaban el local y los que estaban esperando fuera dijeron lo mismo. “Si os llevais a Antonio yo voy con el”. El revuelo fue impresionante y en una de estas alguien sacó una pistola. “Aquí se hace lo que diga yo y el General Queipo de Llano” y disparó al aire. La bala rebotó en una viga del techo y le hirió en la pierna a Antonio. Dicen que la viga era de los sobrantes del puente de Triana que todavía lo mantienen alguno de los locales. La peluquería de Silvio es uno de ellos.
Alguien de los falangistas se dio cuenta de que no se podía hacer mucho más y dijo “Vámonos de aquí o nos matan” “No os vamos a matar” gritó Juan el Camas, “a eso veníais pero nosotros no somos de vuestra calaña, iros y no volvaís en la vida, perros”. Glorioso el fandango que cantó después.
Lo demás ya se sabe como pasó. Ese día fue un espejismo pues la barbarie continuó por Sevilla y por todos los lugares que fueron conquistando. Ganaron pero no convencieron. Antonio quedó cojo de por vida pero no volvieron a buscarle ni para bien ni para mal. Triana ya no fue ni República ni independiente. Salvo en la Zapatería de mi abuelo que montó tras la guerra. La taberna se la cerraron para que no fuera foco de rojos y además se inventaron eso de “Prohibido el Cante”. En un local contiguo, mi abuela, daba clases de flamenco a muchachos y muchachas sin recursos. Allí si se respiraba libertad. Mi padre recuerda al abuelo sentado dando martillazos a los zapatos cantando por martinetes, el decía que era su fragua. Por allí pasaban todos los artistas comprometidos de todos los lugares del mundo. Enrique “El Cojo” que a parte de escucharle iba a que mi abuelo le arreglara las botas de bailar, decía que un cojo debe entender a otro. Ole tu cojera! se jaleaba uno a otro cuando estaban de juerga.
Y al fondo se oía a mi abuela, Aurora la de Zapatero, cantando eso de “que bonita está Triana, cuando le ponen al puente banderas republicanas” mientras bailaban las niñas. Una de ellas se llamaba Matilde que luego llegó a ser la emperatriz del baile Flamenco en palabras de los entendidos.
La muerte de mi abuelo coincidió con el robo y expolio inmobiliario que cometieron allá por los años 70 en Triana. Todavía en una esquina, cerca de la plaza del Altozano, se puede leer en una placa. “Aquí vivió y reinó Antonio Zapatero “El Viejo”. Tus hermanos del barrio no te olvidan”.
Y ahora, yo, Antonio Zapatero, nieto de aquel legendario Zapatero “El Viejo” puedo escribir esto otro 14 de Abril de 2.012. Vuelve la República, la tercera. Después de pasar tantos años con una monarquía inútil, vaga y sin vergüenza y unos políticos indeseables y sin escrúpulos que basándose en la crisis y tapándose entre ellos sus
trapos sucios , dejaron al pueblo con lo puesto. Comienza una nueva etapa de esperanza para llegar a ser lo que fuimos. Todos comenzamos a imaginar un
futuro mejor.
Viva la República, viva el
Flamenco, patrimonio de la humanidad, viva Triana libre e independiente y, sobre todo, viva la Vida, que es lo único que tenemos, todo lo demás, es mentira.
Alegría de vivir, siempre.
P.D. Mi padre, Angel como el de la historia, nació un 14 de Abril. En su memoria escribo estas palabras fruto de mi invención. Nada es verdad pero tampoco mentira. Si la verdad me engaña, de quien me voy a fiar yo. Algunas veces la realidad supera a la ficción así que, tengamos la
esperanza de que la
República vuelva de nuevo o, al menos, que este estado podrido de monarquía parlamentaria que no ha sido capaz de cumplir con su
constitución sea disuelta y tengamos tiempos de alegría. Que no tengamos que esperar mucho tiempo
Indignaos¡¡¡ antes de que sea tarde.
Por fin en Granada y tras una
reivindicación histórica ha vuelto la cordura y podemos rendir homenaje ante la estatua de una persona cabal en vez de las manos fascistas en memoria de un tal José Antonio. Gracias
Enrique, por enseñarnos tanto.